‘Crazy ex girlfriend’, la serie de Netflix que mejor retrata la belleza real


“Todas las personas que han sido las más guapas de su clase han acabado en Los Angeles intentando hacerse famosos”, explicó el actor Kunal Nayyar (The big bang theory). Él intentaba expresar lo incómodo que era moverse por Hollywood con un cuerpo que no era de modelo de pasarela. En las películas de esta industria un chico sólo puede ser considerado atractivo si tiene un cuerpo que parezca esculpido por el mismísimo Miguel Ángel y las mujeres sobre todo no pueden tener un gramo de grasa. Es en este contexto tan superficial que resulta tan refrescante una serie como ‘Crazy ex girlfriend’, la serie os recomendamos hoy.

Antes de su estreno en octubre de 2015, su título incomodaba en Estados Unidos por dos razones bien distintas: porque hacía referencia al cliché machista de las chicas que se vuelven dependientes o difíciles tras unas cuantas citas (y de las que se reían en unas cuantas ocasiones en Cómo conocí a vuestra madre) y porque hablaba de una mujer “loca”, una palabra que molesta entre la comunidad que lucha contra el estigma de las enfermedades mentales. Pero es que la cocreadora, Rachel Bloom, es de esas mujeres que no temen ser un poquito incorrectas y la protagonista de su serie, si bien no queda muy claro su diagnóstico hasta la tercera temporada, no es un cliché de una ex pesada sino una mujer con verdaderos problemas psiquiátricos.

La creadora no teme ser incorrecta con un personaje con problemas de salud mental que decide acosar a un amor de adolescencia

La Crazy ex girlfriend del título es Rebecca Bunch, una chica con depresión, ansiedad y que sufre alucinaciones de vez en cuando, que siente que vive anestesiada por su empleo como abogada de éxito en Nueva York. Pero, cuando se encuentra con un amor de verano de su adolescencia, un chico muy light llamado Josh, decide mudarse al otro lado del país para conquistarle. Sí, nada tiene más sentido que abandonarlo todo por un pueblo de California de mala muerte que ni tan siquiera está cerca de la playa con el objetivo de seducir un amor de adolescencia que tiene una pareja estable.

Rachel Bloom, que creó esta serie de tintes musicales con la ayuda de Aline Brosh McKenna (El diablo viste de Prada), se queda el papel de Rebecca, que en cierto modo es una extensión de todos los videoclips que había publicado en Youtube donde es una versión pasada de rosca de ella misma, siempre bromeando con su inestabilidad sin saber si es cierta o no.


Pero, mientras la serie siempre bromea sobre el estado mental de Rebecca y nunca acaba de situar la protagonista en el espectro de las enfermedades mentales, se nota que Bloom respeta el tema. Rebecca es una personalidad concreta en una lucha constante con sus impulsos y una visión de las cosas que no se ajusta del todo a la realidad. Y, cuando McKenna y Bloom tienen que ponerse serias, se ponen serias.

Es fácil ver que ‘Crazy ex girlfriend’ está hecha con cuatro duros a pesar de estar producida por CBS Studios (Mentes criminales) porque sus audiencias son muy, muy humildes en Estados Unidos, pero también es fácil ver que está hecha con mucho cariño, la única forma con la que se podría producir una comedia romántica con números musicales. Y tiene elementos tan interesantes que, queriendo hablar de ella por cómo abraza la belleza real que podemos ver por la calle de cualquier ciudad, la he acabado recomendando por el valiente retrato que Bloom hace de Rebecca, una de las protagonistas más arriesgadas en emisión.


Pero también la podría haber recomendado por todos esos números musicales de tres al cuarto que, sin embargo, tienen unas letras muy divertidas; por cómo la comunidad filipina de los Estados Unidos estaba encantada con el retrato de Josh Chan (el galán); por las tramas feministas que incorporan en la serie como la sororidad (la gran virtud de la segunda temporada) y discusiones sobre el orgasmo femenino; por la naturalidad con la que hablan de la sexualidad del jefe de Rebecca, que descubre que es bisexual mientras mira culos en la clase de fitness del gimnasio; o porque su punto de partida tan límite sirve de excusa para convertir West Covina en un lugar feliz en el que cobijarse como espectador entre personajes que cada vez son más cercanos y achuchables.

Crazy ex girlfriend no es una serie para todos los paladares pero su originalidad y sus buenas intenciones permiten que sea una de esas joyas que merecen descubrir los amantes de las comedias románticas distintas. De momento, sus primeras tres temporadas se pueden encontrar en Netflix, a espera de saber si The CW renovará para una cuarta temporada.


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